Relativamente Simple
En su libro “Why Evolution Is True” (Por qué la evolución es verdad), el evolucionista Jerry Coyne de la Universidad de Chicago hace la siguiente afirmación: “Hace alrededor de 600 millones de años surgió una gran gama de organismos multicelulares relativamente simples incluyendo gusanos, medusas y esponjas. Estos grupos se diversificaron en los siguientes millones de años junto con algunas plantas terrestres y tetrápodos (animales de cuatro patas procedentes de los peces) los cuales aparecieron hace cerca de 400 millones de años” (1).
La frase “relativamente simples” está sujeta a múltiples interpretaciones. Relativamente simples, ¿comparados con qué? Los científicos creacionistas afirman que si el organismo está vivo, entonces es realmente un organismo complejo. Cualquier organismo vivo tiene el sello de una complejidad increíble que la ciencia – aún en este siglo 21 – continúa descubriendo (2).
Pareciera ser que Coyne está apostando a que los lectores de su libro no tomarán la molestia en investigar que tan “simples” estos animales realmente son. Si lo hicieran, descubrirían por ejemplo que las medusas (conocidas también como aguamalas) son creaturas extremadamente complejas.
Los autores seculares Thain y Hickman, en su breve descripción de las medusas utilizan dos veces la palabra “complejas” (3). Las medusas tienen una fase medusoide compuesta de gónadas endodérmicas, dos nervios anulares, un enteron de cuatro sacos (que recibe los gametos), y “un complejo sistema de radio canales que se extiende de los sacos a un canal anular que forma parte de la cavidad gastrovascular” (4).
Coyne piensa también que las esponjas son relativamente simples, pero los expertos en este enigmático organismos no concuerdan con esta idea. Interesantemente, son tres los evolucionistas que afirman lo complejo que son las variadas especies de espículas (las estructuras puntiagudas que componen el esqueleto de una esponja) (5) y que el extraordinario sistema de agua corriente de las esponjas tiene “varios niveles de complejidad” a la vez que contiene esponjita (un colágeno especial) (6) así como asombrosos arcaeocitos ameboides que ayudan en la digestión y que pueden diferenciarse (asumir funciones especializadas) en células especializadas tales como esclerocitos, colencitos y esponjocitos.
Las esponjas no son ningún organismo simple. ¿Qué evolucionista se atreve a llamar simple a un organismo, cualquiera que este sea, que produce ovocitos y esperma (como una esponja)? Además de esto, una esponja de la familia Demospongiae (la clase más grande de las esponjas) que vive en Australia tiene “más de 18,000 genes individuales” lo cual es una complejidad inesperada que confunde a los evolucionistas (7). Los seres humanos tenemos alrededor de 24,000 genes.
Para terminar, los gusanos componen la última parte del argumento de la “simplicidad” de Coyne. Según los evolucionistas, los gusanos han sido gusanos en todas sus características y sofisticación desde hace 550 millones de años a la fecha. El organismo Spriggina, de la familia de los gusanos, es un buen ejemplo del increíble detalle de la vida en sus supuestas etapas iniciales. Los científicos piensan que esta creatura de tres centímetros de largo pudo haber sido un anélido. Si este es el caso, entonces “simple” es la última palabra que debería usarse para describir a un Spriggina. Los anélidos tienen estructuras llamadas néfrida (estructuras tubulares diseñadas para le excreción), un complejo (8) sistema sanguíneo cerrado, un par de nervios abdominales gigantes a lo largo de todo su cuerpo y otras estructuras especializadas. ¿Son los gusanos organismos simples? Difícilmente.
Indudablemente no hay nada “simple” en los gusanos, las esponjas y las medusas.
(1). Coyne, J. 2009. Why Evolution Is True. New York: Viking, 28.
(2). Karp, G. 2010. Cell and Molecualr Biology. Hoboken, NJ; John Wiley & Sons, Inc.
(3). Thain, M. and M. Hickman. 2001. The Penguin Dictionary of Biology. New York: Penguien Books, 578-579.
(4). Hickman, C.P., L. S. Roberts y A. Larson. 1997. Integrated Principles of Zoology. Dubuque, IA: Wm. C. Brown Publisher, 263.
(5). Ibid, 247.
(6). Ibid, 250.
(7). Mann, A. 2010. Sponge genome goes deep. Nature. 466:673.
(8). Hickman et al. 351.
Frank Sherwin. Acts and Facts. Volumen 40. Número 7. Julio 2011. Relatively Simple. Página 17.